Con la participación de compañías de Colombia, España, Perú y México, se llevará a cabo del 1 al 7 de abril la décima edición del Festival Internacional de Títeres de San Miguel de Allende, considerado el evento de mayor trayectoria en su género.
Mónica Hoth, directora del encuentro titiritero señaló que el programa incluirá siete funciones de corte infantil, cinco de ellas en el Teatro Ángela Peralta y dos más en el Jardín Principal de esta ciudad; habrá, además, dos funciones para adultos.
De España participarán las compañías S.OS. Titirante y La enananaranja; de Perú Maki Maki, y de Colombia Libélula Dorada de Colombia.
Por parte de México se presentarán La Cartelera, de Querétaro, y La Liga/Teatro Elástico y Microscopia Teatro, de la ciudad de México, así como una producción de Benjamín Barrios titulada “El sueño de Martina”, que es autoría de Mónica Hoth.
Festival Internacional de Títeres de San Miguel de Allende
Uno de los objetivos del festival es promover el acceso a la cultura para todo el público, pues es algo que puede sanar el espíritu de los habitantes de este país.
Paralelo al festival, se desarrollará un encuentro de profesionales de teatro, en el que las compañías participantes ofrecerán conferencias y talleres abiertos a todo público con la intención de fomentar el intercambio de conocimiento, ya que en México no existe una escuela de teatro de títeres.
“Todos los titiriteros somos autodidactas y empíricos, por lo que se debe crear una experiencia de comunicación que enriquezca a dicho gremio y que ayudar a quien esté interesado en utilizar esta actividad como herramienta pedagógica, animación u otros campos o disciplinas, afirmó Mónica Hoth.
En México, agregó, existe una efervescencia en torno al teatro de títeres que se expande día a día por su potencial, por ser una herramienta mediante la cual se pueden abordar y reflexionar temas que atañen a la sociedad.
El teatro de títeres tiene un gran poder, atrae a gente de todos los estratos sociales, procedencias y edades, además representa un punto de encuentro familiar y no se percibe como algo amenazante, permitiendo así que el público se acerque sin temor al arte escénico”, concluyó.
Por Bárbara Amador
